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Humanizar Patología Dual

Dar visibilidad, humanizar la patología DUAL. 

Tratarla como lo que es una ENFERMEDAD. Trabajaremos incansablemente para ayudar a las personas que sufren de enfermedades mentales y adicciones lo que se conoce como Patología Dual y a sus familiares.

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HUMANIZAR PATOLOGIA DUAL

 ONGD sin ánimo de lucro  especializada en la atención a personas con patología Dual y familiares ...

Información y Orientación de Patología DUAL

¿Qué es la patología dual?

Se utiliza el término patología dual en el campo de la salud mental, para valorar aquellos pacientes que sufren de manera simultánea o a lo largo de su vida una adicción y otro trastorno mental

Apoyo Familiar

Brindar los recursos existentes y apoyo a las familias de aquellos que enfrentan la Patología Dual

Concienciacion Social

Trabajaremos para garantizar los derechos, mejorar la calidad de vida y promover la integración social, laboral y asistencial de las personas con Patología Dual.

Desde nuesta ONGD PDH


 queremos trasmitir la parte mas cercana y  Humana de la Patologia Dual

Nuestra misión es dar apoyo a quienes enfrentan la Patología Dual y  a sus familiares .

Nos enfocamos en la empatía y respeto.

Síntomas de la patología dual

Los síntomas más frecuentes de la patología dual son:

Alto nivel de impulsividad.

Agresión y violencia.

No respetar las pautas, normas o consignas.

Desorden rutinario en la convivencia, ideas paranoides con una forma personal de decodificar la realidad.

Marginalidad y vagabundeo.

Una madre pide ayuda para que su hijo sea ingresado en un centro por sus problemas mentales

Denuncia que le ha amenazado de muerte, al igual que a otras personas de la familia, y asegura que siente «miedo» de lo que pueda pasar

Maite Godoy

Domingo, 13 de marzo 2016, 00:38

 

Sentada en una silla, Maite Godoy reúne fuerzas para explicar la difícil situación por la que está atravesando. Asegura que las amenazas de muerte son continuas y que siente «miedo» de lo que pueda pasar. Sin embargo, la angustia a la que se enfrenta es doble, ya que insiste en que la persona que se encuentra detrás de todo es su hijo, que sufre de esquizofrenia, por lo que pide ayuda para que sea ingresado en un centro en el que se le pueda atender correctamente.

Esta malagueña cuenta que los problemas con David así es como se llama su hijo comenzaron desde que era pequeño, cuando ya se mostraba violento. Con el tiempo fueron creciendo y agravándose con el consumo de drogas, explica Maite, hasta el punto que dice que le dijo que se fuera a vivir solo a un piso que tenía a medias con el padre del chico (se separaron cuando él era pequeño), una vez que fue mayor de edad. «Destrozaba la casa, atemorizaba a sus hermanos y hasta metía a gente de la calle allí a consumir cuando yo estaba en el trabajo».

La violencia fue en aumento e incluso se le impuso una orden de alejamiento de una de sus hermanas, después de que se le sorprendiera con un machete cerca de su casa, asegurando que ella era «el diablo», según consta en el informe de un Juzgado de Instrucción. Los forenses que le vieron hablaban ya de trastornos delirantes.

Problemas de salud mental que han ido en aumento, hasta que ha sido diagnosticado de padecer esquizofrenia, según cuenta su madre, quien asevera que David tiene amenazada de muerte a la familia: «Por ejemplo, mi hija no sale sola a pasear al perro y hasta se ha mudado ya de casa en muchas ocasiones».

Se trata de una situación «insostenible», temerosos de un hijo, sobre el que Maite cuenta que ya han sido más de uno los ingresos en centros de salud mental. «Pero ninguno es definitivo hasta que se cure o para que esté allí bien atendido y que no haga daño a nadie», asegura esta madre, que insiste en que solo quiere lo mejor para él.

«Está malviviendo en la calle, gastándose la ayuda que se le da en drogas. Ahora está por la zona de Barcelona, ya que aunque tiene un piso aquí que le pusimos el padre y yo, se va a la calle a mendigar», añade.

Asegura que hasta ahora no se le ha dado respuesta de ningún ámbito a los que ha recurrido para que su hijo esté ingresado en un centro especializado: «Solo me queda la batalla pública para solventar esta situación». Por ello, además de denunciarla a través de SUR, también se están recogiendo firmas en la plataforma Change.org, donde ya llevaban ayer más de 1.200 apoyos.

Se trata de un «trago muy duro» al que Maite y su familia están haciendo frente. Ahora solo queda que su lucha dé resultado, el que ellos esperan, por el que David «podrá estar en un sitio bien cuidado» y que el miedo de todos desaparezca.

 

Como es convivir con una enfermedad mental y una adicción: "Es una lucha que dura para siempre"

La patología dual puede provocar elevados grados de discapacidad y una gran dependencia.

 

La patología dual empieza a presentarse en la adolescencia o la primera juventud.Pexels / Cottonbro studio

Por suerte, cada vez se habla más de salud mental y se está poniendo más el foco en unas patologías que representan, según datos de la OMS, casi el 20% del total de enfermedades en Europa. De hecho, los problemas relacionados con la salud mental afectan a una de cuatro personas en algún momento de su vida.Dentro de estas patologías o trastornos, se está consiguiendo que se visibilicen muchas, como la depresión o la ansiedad, pero hay otras sobre las que todavía pesan prejuicios, estigmas y, sobre todo, mucho desconocimiento, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.Entre estas patologías desconocidas y estigmatizantes encontramos la patología dual, que se puede definir como "la existencia simultánea o secuencial a lo largo del ciclo vital de un trastorno adictivo y otro trastorno mental".Se trata de una patología muy compleja que muchas veces, ni los propios médicos saben cómo abordar de manera conjunta, a pesar de que la comorbilidad entre las enfermedades mentales y las adicciones es muy elevada. De hecho, según datos de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) y de estudios epidemiológicos internacionales, la dependencia a sustancias se da entre el 70 y el 80% en los pacientes con esquizofrenia, en más del 60% en los pacientes con trastorno bipolar, en más del 70% en los trastornos de personalidad graves y en el 30% en los trastornos por ansiedad, depresión y TDAH.Se habla, incluso, de que el origen de estas comorbilidades, es decir, la propia patología dual, se encuentre dentro de los trastornos del neurodesarrollo, pues se trata de trastornos que comienzan en edades tempranas en el desarrollo, están intervenidos por factores genéticos, neurobiológicos y medioambientales y, una vez que aparecen, continúan toda la vida y afectan mucho a la calidad de vida de las personas y a los que los rodean.

 



Cómo empieza ...

la patología dual

 

La patología dual es una enfermedad muy compleja y muy incapacitante que suele presentarse ya en la adolescencia, cuando, a los cambios fisiológicos y psicológicos de esta etapa, hay que añadir que es a esta edad cuando se suele tener el primer contacto con sustancias y conductas adictivas.La patología dual empieza a presentarse en la adolescencia.

Entre estas patologías desconocidas y estigmatizantes encontramos la patología dual, que se puede definir como "la existencia simultánea o secuencial a lo largo del ciclo vital de un trastorno adictivo y otro trastorno mental". 

Se habla, incluso, de que el origen de  la propia patología dual, se encuentre dentro de los trastornos del neurodesarrollo, pues se trata de trastornos que comienzan en edades tempranas en el desarrollo, están intervenidos por factores genéticos, neurobiológicos y medioambientales y, una vez que aparecen, continúan toda la vida y afectan mucho a la calidad de vida de las personas y a los que los rodean.

Cómo empieza la patología dual

La patología dual es una enfermedad muy compleja y muy incapacitante que suele presentarse ya en la adolescencia, cuando, a los cambios fisiológicos y psicológicos de esta etapa, hay que añadir que es a esta edad cuando se suele tener el primer contacto con sustancias y conductas adictivas.

A partir de ahí, existe una línea roja difícil de definir, pues en muchos casos es la presencia de un trastorno no diagnosticado la que lleva a la adicción y en otros, es el consumo de drogas el que lleva a la enfermedad mental. C "a esta patología se llega, según se está estudiando ahora, a través de una vulnerabilidad. Las personas vulnerables a la enfermedad mental tienen más predisposición a las adicciones", aclara.

A la patología dual se llega a través de una vulnerabilidad. Las personas vulnerables a la enfermedad mental tienen más predisposición a las adicciones

Esto puede pasar, explica, en caso del TLP, pero también de otros trastornos, como "depresión, ansiedad, TDAH o TOC, enfermedades que causan un malestar que ellos buscan calmar consumiendo determinadas sustancias. El problema es que con ese consumo se van abriendo unos circuitos neuronales de escape al consumo rápido, obtienen una recompensa inmediata que no consiguen, por ejemplo, con una medicación".

Además, en muchos casos, son trastornos sin diagnosticar, por lo que, cuando empiezan a consumir no saben que tienen otras alternativas para calmar ese malestar, como terapias psicológicas o medicación, "a la adicción se llega por un malestar emocional que uno tiene y que trata de calmar usando lo que tiene a su alcance, que suelen ser distintos tipos de productos que alteran el cerebro, como cannabis, cocaína o alcohol. Ese malestar se calma por la vía equivocada, en lugar de tratarse con un psicólogo o con una medicación controlada, lo hacen con sustancias que perjudican al cerebro".

También puede ser que síntomas como la impulsividad -muy común en TDAH y TLP-, les lleven a consumir sin pensar, "en muchos de estos casos, de haber detectado y tratado ese trastorno o enfermedad a tiempo, nunca se habría llegado a esa adicción ni, por tanto, a la patología dual".

  En otros casos, la patología dual se desencadena en sentido contrario, es decir, "muchas de estas personas, si antes no tenían enfermedad mental o la tenían solo latente, se le desencadena por el consumo de estas sustancias. Por ejemplo, esto es habitual en el caso de la esquizofrenia. En menos de un año de consumo, el cannabis puede desencadenar brotes psicóticos, y si tienes dos o tres seguidos, ya es una esquizofrenia, que es una enfermedad grave y es para toda la vida. El que es vulnerable a la adicción, se convierte en adicto y el que es vulnerable a la enfermedad mental, se la desencadena"


 

 



Estigmas 

y falta de tratamientos integrales

 

El tratamiento, al igual que la patología dual, es muy complejo y se aborda, según se quejan las familias, de manera incompleta y equivocada. Por un lado, como se queja Pepi, porque "la salud mental sigue siendo la hermana pobre de la salud, y no se destinan todos los recursos necesarios". Y por otro, porque no se abordan de manera conjunta ni completa, pues si hay pocos psiquiatras, los psicólogos en la sanidad pública son y casi inexistentes, "mi hijo tiene citas cada cuatro meses con el psiquiatra del centro de salud mental, y la psicóloga clínica, en tres años, lo ha visto una sola vez. Y la salud mental no se trata solo con pastillas, hay que hacer un trabajo psicológico, pero faltan muchos psicólogos clínicos implicados en hacer las terapias adecuadas"

No existen suficientes psicólogos ni siquiera en los centros de media y larga estancia, unos centros que, además, no tienen unidades específicas de patología dual, no saben o no se quiere, como se queja Pepi, tratar el conjunto, "ahora mismo, si vas a un centro de salud mental y dices que eres adicto, te mandan a uno de adicciones, como si fueran cosas distintas, cuando ambas tienen su origen en el cerebro. Si van juntas, porque ambas son enfermedades mentales, deberían tratarse juntas".

A esto se une que hay muchos sanitarios que no quieren tratarlos si son adictos, "hacen juicios morales, como si fuera culpa suya, cuando las adicciones son enfermedades, pero muchos, incluso algunos médicos, los tratan como si solo fueran viciosos. Falta investigación y mucha concienciación, el estigma de un enfermo de salud mental hace pensar que tiene la culpa de sus comportamientos, algo que no pasa con los síntomas cuando la enfermedad es física".

"El enfermo mental, y más cuando tiene una adicción, genera", asegura con angustia, "incluso repulsión, porque a veces cuesta distinguir al síntoma del propio ser querido, de las personas, porque sus síntomas suelen traducirse en conductas que hieren a los que les rodean, pero no son malas personas ni viciosos, son enfermos".

 

Discapacitante, incapacitante 

 

y muy dolorosa para las familias

 

La patología dual produce altos grados de discapacidad e incapacidad en muchos casos. Son personas que ven muy afectada su autonomía y que tienen, por varios motivos, muy difícil una inserción laboral y social, "muchos ni siquiera pueden trabajar y otros tienen que recurrir al trabajo protegido porque no pueden aguantar muchas horas debido a la medicación. Mi hijo, que tiene casi 40 años, ha trabajado alguna vez, pero es verdad que tiene que estar muy controlado, tomarse la medicación…". 

La inserción laboral cuesta, pero es muy beneficiosa para ellos en todos los sentidos, "tratándose debidamente pueden llevar una vida digna, y, aunque es complicado, hay que intentar que trabajen, porque el trabajo les devuelve autoestima, se sienten incluidos, sienten que forman parte de la sociedad".

La adherencia a los tratamientos es otro problema, pues tiene muchos efectos secundarios, como "somnolencia, temblores… habría que investigar un poco más para evitar efectos secundarios tan tremendos. La medicación con ellos a veces se convierte en una lucha, porque muchas veces ellos no tienen conciencia de su propia enfermedad y al ver los efectos que tienen, las abandonan, con todo lo que ello supone".

La patología dual empieza a presentarse en la adolescencia o la primera juventud.Pexels / Cottonbro studio

Por suerte, cada vez se habla más de salud mental y se está poniendo más el foco en unas patologías que representan, según datos de la OMS, casi el 20% del total de enfermedades en Europa. De hecho, los problemas relacionados con la salud mental afectan a una de cuatro personas en algún momento de su vida.

Dentro de estas patologías o trastornos, se está consiguiendo que se visibilicen muchas, como la depresión o la ansiedad, pero hay otras sobre las que todavía pesan prejuicios, estigmas y, sobre todo, mucho desconocimiento, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.

 

Entre estas patologías desconocidas y estigmatizantes encontramos la patología dual, que se puede definir como "la existencia simultánea o secuencial a lo largo del ciclo vital de un trastorno adictivo y otro trastorno mental". 

Se trata de una patología muy compleja que muchas veces, ni los propios médicos saben cómo abordar de manera conjunta, a pesar de que la comorbilidad entre las enfermedades mentales y las adicciones es muy elevada. De hecho, según datos de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) y de estudios epidemiológicos internacionales, la dependencia a sustancias se da entre el 70 y el 80% en los pacientes con esquizofrenia, en más del 60% en los pacientes con trastorno bipolar, en más del 70% en los trastornos de personalidad graves y en el 30% en los trastornos por ansiedad, depresión y TDAH.

Se habla, incluso, de que el origen de estas comorbilidades, es decir, la propia patología dual, se encuentre dentro de los trastornos del neurodesarrollo, pues se trata de trastornos que comienzan en edades tempranas en el desarrollo, están intervenidos por factores genéticos, neurobiológicos y medioambientales y, una vez que aparecen, continúan toda la vida y afectan mucho a la calidad de vida de las personas y a los que los rodean.

La discapacidad, un factor de riesgo para padecer depresión: "Es necesario el apoyo de las instituciones y del sistema de salud"

Cómo empieza la patología dual

La patología dual es una enfermedad muy compleja y muy incapacitante que suele presentarse ya en la adolescencia, cuando, a los cambios fisiológicos y psicológicos de esta etapa, hay que añadir que es a esta edad cuando se suele tener el primer contacto con sustancias y conductas adictivas.

 

A partir de ahí, existe una línea roja difícil de definir, pues en muchos casos es la presencia de un trastorno no diagnosticado la que lleva a la adicción y en otros, es el consumo de drogas el que lleva a la enfermedad mental. Como explica Pepi, de Fedepadual -Federación Española de Patología Dual-, "a esta patología se llega, según se está estudiando ahora, a través de una vulnerabilidad. Las personas vulnerables a la enfermedad mental tienen más predisposición a las adicciones", aclara.

Pepi, cuyo nombre real nos pidió mantener en el anonimato para evitar el estigma, es madre de una persona con patología dual y ha podido comprobar, a lo largo de todos estos años, ese proceso en su hijo, "tardó mucho en ser diagnosticado, y lo primero que le diagnosticaron fue un trastorno límite de personalidad (TLP). Este trastorno genera muchas dificultades a nivel social, comunicación con la familia, aislamiento… Y esto lleva, como en el caso de mi hijo, a consumir alcohol y porros para desinhibirse y generar esas relaciones sociales que, de otro modo, le cuesta. Y así empezó, en la primera juventud, a consumir, y tras consumir, vinieron los fracasos académicos y de todo tipo, pues después de la adicción vinieron otros problemas", recuerda.

A la patología dual se llega a través de una vulnerabilidad. Las personas vulnerables a la enfermedad mental tienen más predisposición a las adicciones

Esto puede pasar, explica, en caso del TLP, pero también de otros trastornos, como "depresión, ansiedad, TDAH o TOC, enfermedades que causan un malestar que ellos buscan calmar consumiendo determinadas sustancias. El problema es que con ese consumo se van abriendo unos circuitos neuronales de escape al consumo rápido, obtienen una recompensa inmediata que no consiguen, por ejemplo, con una medicación".

Además, en muchos casos, son trastornos sin diagnosticar, por lo que, cuando empiezan a consumir no saben que tienen otras alternativas para calmar ese malestar, como terapias psicológicas o medicación, "a la adicción se llega por un malestar emocional que uno tiene y que trata de calmar usando lo que tiene a su alcance, que suelen ser distintos tipos de productos que alteran el cerebro, como cannabis, cocaína o alcohol. Ese malestar se calma por la vía equivocada, en lugar de tratarse con un psicólogo o con una medicación controlada, lo hacen con sustancias que perjudican al cerebro", explica.

También puede ser que síntomas como la impulsividad -muy común en TDAH y TLP-, les lleven a consumir sin pensar, "en muchos de estos casos, de haber detectado y tratado ese trastorno o enfermedad a tiempo, nunca se habría llegado a esa adicción ni, por tanto, a la patología dual", añade Pepi.  

El abuso de drogas, causa de discapacidad: "Hay que hacer campañas preventivas para informar a la población de los riesgos"

En otros casos, la patología dual se desencadena en sentido contrario, es decir, "muchas de estas personas, si antes no tenían enfermedad mental o la tenían solo latente, se le desencadena por el consumo de estas sustancias. Por ejemplo, esto es habitual en el caso de la esquizofrenia. En menos de un año de consumo, el cannabis puede desencadenar brotes psicóticos, y si tienes dos o tres seguidos, ya es una esquizofrenia, que es una enfermedad grave y es para toda la vida. El que es vulnerable a la adicción, se convierte en adicto y el que es vulnerable a la enfermedad mental, se la desencadena", lamenta.

De haber detectado y tratado a tiempo ese trastorno o enfermedad, no se habría llegado a la adicción

Estigma y falta de tratamientos integrales

El tratamiento, al igual que la patología dual, es muy complejo y se aborda, según se quejan las familias, de manera incompleta y equivocada. Por un lado, como se queja Pepi, porque "la salud mental sigue siendo la hermana pobre de la salud, y no se destinan todos los recursos necesarios". Y por otro, porque no se abordan de manera conjunta ni completa, pues si hay pocos psiquiatras, los psicólogos en la sanidad pública son y casi inexistentes, "mi hijo tiene citas cada cuatro meses con el psiquiatra del centro de salud mental, y la psicóloga clínica, en tres años, lo ha visto una sola vez. Y la salud mental no se trata solo con pastillas, hay que hacer un trabajo psicológico, pero faltan muchos psicólogos clínicos implicados en hacer las terapias adecuadas", asegura.

No existen suficientes psicólogos ni siquiera en los centros de media y larga estancia, unos centros que, además, no tienen unidades específicas de patología dual, no saben o no se quiere, como se queja Pepi, tratar el conjunto, "ahora mismo, si vas a un centro de salud mental y dices que eres adicto, te mandan a uno de adicciones, como si fueran cosas distintas, cuando ambas tienen su origen en el cerebro. Si van juntas, porque ambas son enfermedades mentales, deberían tratarse juntas".

Carmen Moreno, jefa de sección de Psiquiatría en Hospital Gregorio Marañón: "El trastorno bipolar no define a la persona"

A esto se une que hay muchos sanitarios que no quieren tratarlos si son adictos, "hacen juicios morales, como si fuera culpa suya, cuando las adicciones son enfermedades, pero muchos, incluso algunos médicos, los tratan como si solo fueran viciosos. Falta investigación y mucha concienciación, el estigma de un enfermo de salud mental hace pensar que tiene la culpa de sus comportamientos, algo que no pasa con los síntomas cuando la enfermedad es física".

"El enfermo mental, y más cuando tiene una adicción, genera", asegura con angustia, "incluso repulsión, porque a veces cuesta distinguir al síntoma del propio ser querido, de las personas, porque sus síntomas suelen traducirse en conductas que hieren a los que les rodean, pero no son malas personas ni viciosos, son enfermos".

El estigma de un enfermo de salud mental hace pensar que tiene la culpa de sus comportamientos, algo que no pasa con los síntomas cuando la enfermedad es física

Discapacitante, incapacitante y muy dolorosa para las familias

La patología dual produce altos grados de discapacidad e incapacidad en muchos casos. Son personas que ven muy afectada su autonomía y que tienen, por varios motivos, muy difícil una inserción laboral y social, "muchos ni siquiera pueden trabajar y otros tienen que recurrir al trabajo protegido porque no pueden aguantar muchas horas debido a la medicación. Mi hijo, que tiene casi 40 años, ha trabajado alguna vez, pero es verdad que tiene que estar muy controlado, tomarse la medicación…". 

La inserción laboral cuesta, pero es muy beneficiosa para ellos en todos los sentidos, "tratándose debidamente pueden llevar una vida digna, y, aunque es complicado, hay que intentar que trabajen, porque el trabajo les devuelve autoestima, se sienten incluidos, sienten que forman parte de la sociedad".

La adherencia a los tratamientos es otro problema, pues tiene muchos efectos secundarios, como "somnolencia, temblores… habría que investigar un poco más para evitar efectos secundarios tan tremendos. La medicación con ellos a veces se convierte en una lucha, porque muchas veces ellos no tienen conciencia de su propia enfermedad y al ver los efectos que tienen, las abandonan, con todo lo que ello supone".

El impacto de la discapacidad en las familias: "Los problemas de conducta son más limitantes incluso que la discapacidad severa"

Y lo que supone para ellos y para sus familias es mucho sufrimiento, sufren por sus familiares, por el estigma y se sienten culpables, "en los 80 se desinstitucionaliza a los enfermos mentales porque se pensó que estaban mejor en su casa, que es cierto, pero hay muchas cosas para las que las familias no tienen recursos, como los problemas de conducta, la actitud… En cierto modo, estamos abandonados".

A los problemas emocionales, se suman, muchas veces, los económicos, "los centros privados a los que a veces no queda más remedio que llevarles, cuestan hasta 10.000 euros al mes, e imagínate cuando la adicción es al juego…". 

Todo esto lleva a que muchas familias estén al límite, y, si no fuera por asociaciones como las de Fedepadual, estarían abandonados, "gracias a las asociaciones, asegura Pepi, estamos más orientados, pero es una lucha que dura para siempre, y unas veces se lleva mejor que otras. Raro es el caso de familiares que no tienen que ir ellos mismos a salud mental por problemas de ansiedad o depresión, u otro tipo de enfermedades, porque es muy duro y todo se somatiza, es un sufrimiento tremendo".

Un sufrimiento al que hay que añadir el que provoca el 'qué dirán', "todas las familias necesitan tratamiento psicológico, se sienten juzgadas, culpables…"

Y todo por un problema del que, como asegura Pepi, deberíamos sentirnos responsables todos, "me cabrea mucho cómo se banaliza el consumo de drogas porque las consecuencias pueden ser devastadoras, el dolor que provocan las adicciones, tanto en ellos como en sus familias, es horrible y creo que la sociedad no es consciente de eso". 

 

 

Consumo de drogas y enfermedad mental: el 60% de los jóvenes adictos en Madrid sufre patología dual

 

El consumo de drogas en jóvenes y menores de edad no se produce de manera aislada. Los comportamientos adictivos se relacionan cada vez más con otro tipo de enfermedades mentales, como la ansiedad, el estrés o los trastornos alimentarios. "Nos llama la atención lo habitual que son los casos de patología dual", detalla el psicólogo en Proyecto Hombre Madrid, Pablo Llama. Los datos de la organización reflejan que el 60% de los menores de 25 años atendidos durante 2023 se encontraban en esta situación. Esto se aprecia sobre todo en las mujeres, debido a que acuden más tarde a consulta, cuando los problemas se han agudizado.

"No sabemos que se produce antes si la adicción o el trastorno mental, pero ambos se retroalimentan. Si tengo un problema de depresión puedo beber para solventarlo y encontrarme mejor, pero después esta situación se agudizará y estaré más deprimido. Es un círculo", explica Llama. Durante 2023, Proyecto Hombre atendió a 753 personas en la Comunidad de Madrid menores de 25 años. El perfil general se corresponde con jóvenes de 16 años que acuden a consulta por un consumo relacionado con el cannabis o algunos de sus derivados, en el 46,58% de los casos, de alcohol, en el 33,97%, o de cocaína, en un 8,08%. En su mayoría (61,43%), los jóvenes que van a consulta llevan consumiendo menos de dos años.

 

Al comenzar el tratamiento, un 31,7% de los jóvenes están diagnosticados con alguna otra patología, aunque durante la evaluación por los profesionales este dato asciende superando el 60%. "Esto se debe a que existe un infradiagnóstico generalizado de esta patología, ya que históricamente la intervención se ha centrado sobre una de las dos dificultades, con frecuencia, la más llamativa para el entorno", aclaran desde Proyecto Hombre Madrid. 

Diciembre
2024

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